EL ADVIENTO Y LA DIVINA MISERICORDIA. Tiempo de un amor renovado en la espera de la venida de nuestro Salvador

Descripción

El Adviento, tiempo que marca el inicio del año litúrgico en nuestra Iglesia católica, es el tiempo de preparación litúrgica previo a la Navidad en el que nos disponemos a recibir la venida de Nuestro Señor, el nacimiento espiritual del Hijo de Dios en nosotros.

Este tiempo de Adviento es un tiempo de espera, tiempo para recordar las promesas de Dios, avivar así en nosotros el deseo de su venida, y prepararnos para recibirle. Esta espera de la venida de nuestro Salvador hemos de realizarla “en el Señor”, y no de cualquier manera.

Pero en el Adviento no esperamos únicamente al Hijo de Dios que hecho niño viene a nosotros con un amor siempre nuevo en la Navidad, también nos permite hacernos conscientes y prepararnos para la segunda venida de nuestro Señor, del Rey de Misericordia.

En la luz de la revelación de la Divina Misericordia podemos recordar la promesa que, a través Santa Faustina, el Rey de Misericordia nos ha hecho: «Antes de venir como el Juez Justo, vengo como el Rey de Misericordia» (Diario, 83). Si el Señor utiliza el término “antes”, quiere decir que habrá también un “después”. Con la revelación de su Divina Misericordia el Señor quiere preparar a la humanidad para su segunda venida.

Por lo tanto, este tiempo de Adviento es una oportunidad que el Señor y la Iglesia nos ofrecen para vivirlo no como un tiempo más, como un tiempo cualquiera, sino como un momento especial, como un tiempo en el que el Señor nos invita a salir de nuestra rutina para permitir que pueda operarse en nosotros un cambio, algo nuevo, para que vuelva a despertarse en nosotros la esperanza, y se renueve en nuestra vida el deseo de su venida, de su salvación, tanto para nosotros como para el mundo entero, y de este modo estemos dispuestos interiormente y preparados para recibir y gozar de la misericordia del Señor que viene.

La Iglesia dedica a este Tiempo de preparación del Adviento cuatro semanas. Con estas páginas intentaremos poner este tiempo de preparación en relación con el mensaje de la Divina Misericordia, invitando a sus lectores a vivir este camino de la Iglesia a partir de las enseñanzas de nuestro Señor y de Santa Faustina, saliendo también al encuentro de aquellos que aún no han conocido el amor del Señor, la Misericordia Encarnada.  

(Ephrem, Autor)