Descripción
El cristiano no basa su esperanza en las estructuras sociales ni en las personas que prometen algo, tampoco en las realidades inseguras, sumergido en un optimismo irreal. La esperanza del cristiano no consiste en un optimismo fácil. Es un ancla que se lanza para que caiga en suelo firme, es un apoyarse en la Roca, que es Dios mismo. Aunque la esperanza parece ser la compañera inseparable de la vida, uno la puede perder. Pueden llegar situaciones tales que acaben apagando la chispa de la esperanza en el hombre. Restituir la esperanza en el hombre es darle otra oportunidad para una vida nueva, es darle paz, verter en él un flujo de energía y fuerza para que quiera seguir viviendo (Descripción del proveedor).
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